miércoles, 11 de junio de 2014

¿MONARQUIA O REPUBLICA?



Para cualquiera que se preocupe por instaurar una democracia digna generadora de justicia social, encontrará parámetros en la historia, que señalan estas conquistas. No obstante, se deben desarrollar  ¿No será la democracia participativa el principal referente para colectivos, partidos y gobiernos que se precien de respetar en plano de igualdad a todo ser humano? Reflexionando sobre la dignidad de esta temática ¿Cómo calificar a esta monarquía, que alardeando de democracia, ha llevado en sus 39 años al Estado español a la mayor corrupción generalizada? Y ahora, se efectuará el relevo de rey acordado sigilosamente “con nocturnidad y alevosía” por la jefatura del Estado con toda la plana mayor institucional, incluido el bipartidismo para actualizar la abominable política neo franquista, ignorando el menor contenido democrático. Partiendo de esta perversa realidad, la monarquía continuará  con el incondicional vasallaje al imperio Yanqui y a sus grandes aliados: financieras, lobbies, troica, transnacionales, botines…, alejando la posibilidad de recuperar la soberanía individual y estatal, pero con la esperanza de iniciar con democracia participativa autogestionaria, la soberanía confederal de comunidades autónomas ¿Cómo regenerar si no, a la sociedad, si las instituciones por antidemocráticas son corruptamente contaminantes? ¿Qué avances puede haber sin impulsar la cultura democrática participativa, creadora de justicia social entre iguales –apoyando entre otras iniciativas la ILP por la RB- si desde la ll república hace 78 años no ha existido? Por ello, abusan canallescamente del poder omnímodo, reimponiendo la monarquía a “la trágala” sin legitimidad real, por no llevar “la urna sobre la corona” refrendada por el pueblo ¿Qué problemas no habrá mientras no pierda la hegemonía el bipartidismo, que unánimemente acuerdan con sus políticas neofascistas y socio/liberales el “traspaso” de poder automático? Soy consciente de mi lenguaje duro, pero por ética política, la crítica a estos chanchullos debe de ser contundente. Respecto a la república, aunque no sea la panacea, significará un avance sociopolítico, eso sí, no cayendo en “bananerias  ni en republicanismos salvajes tipo USA. ¿Qué hacer para que no ganen siempre las elecciones quienes más dinero tienen? ¿Por qué no establecer un presupuesto máximo para todas las candidaturas, restringiendo todo derroche publicitario? De esta forma, se dificultaría el engañoso lenguaje sobre los derechos básicos y, la intimidación con las catastróficas dictaduras neonazis y neofascistas, facilitando la percepción de que el capitalismo ultraliberal en su última fase imperialista, funciona como la más perversa dictadura socioeconómica. La república siempre partirá de principios más democráticos, eligiendo la jefatura, del Estado electoralmente y no por dinastía y “magia divina” devenida de la edad media, declarándola inmune de toda responsabilidad ante cualquier delito; en este caso e históricamente, se constatan diversos de corrupción. Por ello, el entramado político, jurídico, institucional, haciendo honor a su habitual política antidemocrática, buscan -al margen de la justicia ética universal- un truco jurídico para  aforar a D. Juan Carlos e inmunizarle ante la justicia, de tantos delitos que le acusan. Este modelo de monarquía da pie a gobiernos como este supra confesional –herencia del nacionalcatolicismo franquista- que proyectan privatizar la educación en manos eclesiales, en el Estado oficialmente laico (…) Ante esta vergonzante realidad Qué hacer para corregir el furo, porque en vez de reconocer sus errores, todas las altas instituciones se manifiestan unánimemente con todo tipo de alabanzas al monarca, utilizando mediáticamente el servilismo convencional?  ¿No habrá que cuestionarse, por qué la izquierda transformadora republicana se limita a movilizar espontáneamente? ¿Será por la comodidad producida por la cultura virtual -generadora de fuerte dependencia juvenil- en detrimento de la organización que compromete y de la movilización más real y eficiente en actuaciones prerrevolucionarias? Respecto a las otras izquierdas transformadoras, aún reconociendo su actividad social, pienso que carecen de estrategia política unitaria. Por esto, habrá que potenciar a quienes planifican un proceso constituyente y simultáneamente deconstituyendo, afrontando la segunda transición democrática, porque  la primera, no pasó “de transacción economicista/militar” –Lo he comentado en varios artículos-
        Paco Torre Soberón

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