Para
cualquiera que se preocupe por instaurar una democracia digna generadora de
justicia social, encontrará parámetros en la historia, que señalan estas
conquistas. No obstante, se deben desarrollar
¿No será la democracia participativa el principal referente para
colectivos, partidos y gobiernos que se precien de respetar en plano de
igualdad a todo ser humano? Reflexionando sobre la dignidad de esta temática
¿Cómo calificar a esta monarquía, que alardeando de democracia, ha llevado en
sus 39 años al Estado español a la mayor corrupción generalizada? Y ahora, se
efectuará el relevo de rey acordado sigilosamente “con nocturnidad y alevosía”
por la jefatura del Estado con toda la plana mayor institucional, incluido el
bipartidismo para actualizar la abominable política neo franquista, ignorando
el menor contenido democrático. Partiendo de esta perversa realidad, la
monarquía continuará con el
incondicional vasallaje al imperio Yanqui y a sus grandes aliados: financieras,
lobbies, troica, transnacionales, botines…, alejando la posibilidad de
recuperar la soberanía individual y estatal, pero con la esperanza de iniciar
con democracia participativa autogestionaria, la soberanía confederal de
comunidades autónomas ¿Cómo regenerar si no, a la sociedad, si las instituciones
por antidemocráticas son corruptamente contaminantes? ¿Qué avances puede haber
sin impulsar la cultura democrática participativa, creadora de justicia social
entre iguales –apoyando entre otras iniciativas la ILP por la RB- si desde la
ll república hace 78 años no ha existido? Por ello, abusan canallescamente del
poder omnímodo, reimponiendo la monarquía a “la trágala” sin legitimidad real,
por no llevar “la urna sobre la corona” refrendada por el pueblo ¿Qué problemas
no habrá mientras no pierda la hegemonía el bipartidismo, que unánimemente
acuerdan con sus políticas neofascistas y socio/liberales el “traspaso” de
poder automático? Soy consciente de mi lenguaje duro, pero por ética política,
la crítica a estos chanchullos debe de ser contundente. Respecto a la
república, aunque no sea la panacea, significará un avance sociopolítico, eso
sí, no cayendo en “bananerias ni en
republicanismos salvajes tipo USA. ¿Qué hacer para que no ganen siempre las
elecciones quienes más dinero tienen? ¿Por qué no establecer un presupuesto
máximo para todas las candidaturas, restringiendo todo derroche publicitario?
De esta forma, se dificultaría el engañoso lenguaje sobre los derechos básicos
y, la intimidación con las catastróficas dictaduras neonazis y neofascistas,
facilitando la percepción de que el capitalismo ultraliberal en su última fase
imperialista, funciona como la más perversa dictadura socioeconómica. La
república siempre partirá de principios más democráticos, eligiendo la
jefatura, del Estado electoralmente y no por dinastía y “magia divina” devenida
de la edad media, declarándola inmune de toda responsabilidad ante cualquier
delito; en este caso e históricamente, se constatan diversos de corrupción. Por
ello, el entramado político, jurídico, institucional, haciendo honor a su
habitual política antidemocrática, buscan -al margen de la justicia ética
universal- un truco jurídico para aforar
a D. Juan Carlos e inmunizarle ante la justicia, de tantos delitos que le acusan.
Este modelo de monarquía da pie a gobiernos como este supra confesional
–herencia del nacionalcatolicismo franquista- que proyectan privatizar la
educación en manos eclesiales, en el Estado oficialmente laico (…) Ante esta
vergonzante realidad Qué hacer para corregir el furo, porque en vez de
reconocer sus errores, todas las altas instituciones se manifiestan
unánimemente con todo tipo de alabanzas al monarca, utilizando mediáticamente
el servilismo convencional? ¿No habrá
que cuestionarse, por qué la izquierda transformadora republicana se limita a
movilizar espontáneamente? ¿Será por la comodidad producida por la cultura
virtual -generadora de fuerte dependencia juvenil- en detrimento de la
organización que compromete y de la movilización más real y eficiente en
actuaciones prerrevolucionarias? Respecto a las otras izquierdas
transformadoras, aún reconociendo su actividad social, pienso que carecen de
estrategia política unitaria. Por esto, habrá que potenciar a quienes
planifican un proceso constituyente y simultáneamente deconstituyendo,
afrontando la segunda transición democrática, porque la primera, no pasó “de transacción
economicista/militar” –Lo he comentado en varios artículos-
Paco Torre Soberón
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