EL FUEGO Y EL DEPORTE

¿Será casualidad que hayan coincidido los dos incendios más devastadores en el Estado español, con los dos eventos deportivos más importantes, la Eurocopa y la Olimpiada? Cuando las alarmas avisan de incendios muy peligrosos por el riesgo que corren importantes valores naturales y culturales, todos los organismos concernientes, debieran estar en permanente alerta; sin embargo, cuando coinciden dichos eventos deportivos, parece que existe cierto eclipse social, que minusvalora las fuentes de vida de la flora, la fauna, y del ser humano (diez personas han muerto este verano en los incendios), maximizando el deporte y el prestigio estatal ante el mundo. Como ha sucedido con los devastadores fuegos en Valencia y en la isla canaria de La Gomera, coincidiendo con la Eurocopa y la Olimpiada, respectivamente. El fuego en La Gomera el 13 de Agosto ya había quemado el 11% del territorio, afectando a zonas declaradas patrimonio de la humanidad y a un gran bosque húmedo, que no lo había incado el diente el fuego en cientocincuenta años; y el 25% de la población había sido evacuada. Las autoridades territoriales se quejaban de la falta de hidroaviones. Para apoyar guerras genocidas, no faltan aviones... Estos gravísmos sucesos, debieran hacernos reflexionar sobre sus principales causas. En mi anterior artículo sobre la Olimpiada, insunuaba dado el bajo rendimiento, que podría haber caducado la marca España, creada principalmente para incentivar el fanatismo españolero neofascista, y no pensar en los problemas socipolíticos. Ahora he descubierto por la consultora Brand Finance, que dicha marca a descendido entre 2009 y 2011, de valer 950.000 millones €, a 591.000, bajando del octavo puesto en el ranking mundial al décimotercero. ¿Afectada por los recortes u otros intereses? Probablemente. En todo caso, este derroche financiero, pudiera evidenciar la sospecha en su día de apoyo extradeportivo (sobornos) a la campeona mundial de fútbol... ¿Cuándo se eliminarán las empresas promotoras de las marcas estatales olímpicas, productoras de tanta corrupción? Cuando las autoridades deportivas y el Gobierno jueguen limpio.

Respecto a los incendios, las instituciones responsables de la protección y desarrollo adecuado de los bosques, coinciden en que el abandono de su limpieza es la principal causa de su propagación. Después contemplan los fuegos fatuos de los cadáveres humanos calcinados y de aquellos supuestamente anónimos generados por las restricciones económicas. Porque su política se elabora a instancias mercanchiflistas, por personas con recortes mentales y de justicia social igualitaria, capaces de toda destrucción. Sin más lógica que la del supremo perverso ego, acariciado por el dinero y el poder, alejando a las comunidades humanas de vida digna y de sostenibilidad real, mientras acumulan billones de € en paraísos fiscales -y luego dicen que no hay dinero-. Para evitar la propagación de los incendios, debieran reforestar con cipreses a modo de cortafuegos. Porque, he entendido que es un árbol que no arde ni se quema. Se yergue majestuoso y tiene propiedades medicinales. Destacando su importancia el escritor José María Gironella, en su novela "Los cipreses creen en Dios"...
Resumiendo lo vejatorio señalado en ambos temas, ¿cómo no cuestionar este perverso y criminal sistema ya agotado social, laboral y ecológicamente y divulgar los valores del socialismo real cubano? Según WWF y otras asociaciones -como ya comenté en mi anterior artículo- Cuba es el único estado que garantiza la sostenibilidad planetaria, por su índice de consumo de recursos naturales y energía, controlados en función del desarrollo solidario y fraternal, especialmente el infantil, manifestado por la ONU.
Observando la historia contemporánea, ¿cómo será posible que no se busquen alternativas para un futuro digno de la humanidad? Ante este previsible holocausto mundial: ¡Rompamos las cadenas culturales de mercado consumista, que nos esclavizan y borremos la educación perversa que nos enseña a pensar con las vísceras y el estómago!



Paco Torre Soberón
Santander (Cantabria)