Dado el profundo calado del asunto, me preocupa no acertar a expresar
este reflexivo comentario y quizás, herir susceptibilidades que
dificulten la pedagogía social deseada.
He seguido la Eurocopa con el avieso deseo de que no ganara España.
¿Por qué esta actitud negativa? Pienso que socialmente será positiva.
Dada la interacción política-deporte, cómo entender que cuando el
capitalismo naufraga ahogando en la miseria globalizadora a miles de
millones de seres humanos y de otras especies, en vez de buscar
soluciones de vida digna, los gobiernos se vuelcan, apoyando sin
escatimar gastos públicos -mientras siguen los recortes
hiperhistóricos-, enardeciendo al sector social más fanático y a otro
sector influenciable. Aprovechando la burda estrategia para entretener
aborricando con hitos históricos y evitar la rebelión social, llegando
incluso, a infravalorar mediáticamente el catastrófico incendio de
Valencia.
El evento futbolístico sirve para ensalzar al españolerismo, generando
un ambiente de euforia neofascista. Comentando Casillas: "Se ha roto
el temor a decir España".
Potenciando esta marca, corean: ¡Soy español, español...!
¿Por qué dicho temor? Durante 40 años de dictadura, Franco impuso a
sangre y fuego el nombre de España: "Una, Grande y -para más escarnio-
Libre".
Cuando el dinero y la fama obnubilan a estos personajes, siendo
elevados a mitos por los media, recibidos por las altas autoridades y
hasta por el rey, reconociendo la suprema gesta de invencibles (como
antaño por la victoria en El Gurugú, en la guerra con Marruecos),
crean leyenda de superhombres a imitar, al estilo neonazi.
Cuando Iniesta hace publicidad del juego limpio, ¿no sabrá que existen
millones de niños que no pueden calzarse decentemente? Sin embargo,
ellos se forran de millones, fuente de inevitable corrupción. Cuando
se ensalza el deporte de élite, aduciendo que fomenta la fraternidad
entre los pueblos, ¿no sabrán que eso se conseguiría si fuesen
amateur? ¿Qué esperar de estos eventos, que no sean relaciones de
falsa imagen, presentando las zonas más bonitas y el patrimonio
cultural y artístico, al mejor postor turístico, ocultando los
espacios de miseria y las mafiosas comisiones económicas? ¡Esta es su
fraternité!
Por otro lado, ¿qué debe entenderse por patria? Respecto a la relación
del "españolerismo patriotero" con el neofascismo, tiene -amplio-
referente histórico en el pasado siglo: La dictadura de Primo de
Rivera desde 1923 hasta el año previo al triunfo de las fuerzas
republicanas en 1931, cuando el españolismo centralista institucional
fue sustituído por la República española, optando democráticamente por
la descentralización autonómica, hasta que el golpe de estado del 36 y
la consiguiente guerra civil lo cortaron en flor... Ahora se está
volviendo al pasado ideológico sociopolítico con el golpe de Estado
represivo del gobierno de Rajoy, con todo tipo de recortes a los
derechos sociales, apoyado en los Cuerpos de Seguridad del Estado, el
control social, el secuestro de la psique, la manipulación mediática y
el ejército en la reserva... Se diferencia del criminal golpe
franquista, cuya trayectoria de terrorismo político dejó bien atado el
futuro, constituído en pseudodemocracia, sin posible legitimidad.
¿Quién podrá negarlo? Visto el comentado españolerismo patológico, y
la exhibición banderil en las balconadas, en realidad, ¿qué debe
entenderse por patria? ¿El Estado que cobija a quienes lo convierten
en cueva de latrocinio, como está ocurriendo?
La patria que se merezca consideración digna, será la antítesis de
este Estado de desecho. Según un viejo aserto: "Los pobres no tienen
patria... porque han de conquistarla". Ésta debiera constituirse en
cualquier territorio histórico diferenciado -al margen de su
dimensión-, con voluntad política que posibilite justicia igualitaria
real, como intentan en el País Vasco -supuestamente vía cubana-.
Imprescindible la proximidad territorial para desarrollar la
democracia participativa, evitando que el centralismo globalizador
controle a su antojo la política económica, social, cultural, etc.,
condenando a los pueblos a la neoesclavitud y exclusión social, que
parece apoyar Iñigo Urkullu, candidato del PNV a Lehendakari,
arguyendo que los gobiernos de Bildu siguen modelos basados en la
ortodoxia estalinista. ¿No sabrá que después de Stalin existen los
hermanos Castro?
paco torre soberón
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